Y es que en mi paseo matutino en pro de mantenerte más o menos, tuve la sensación de haber entrado en un mundo de gigantes, o haber viajado a través del tiempo, a esos mundos que de mascota se tenía un dinosaurio, recordemos a "Dino" de los Picapiedras.
Mi primer encuentro fue con esta amiga fallecida, vete tú a saber cómo:
Probablemente para un especialista avezado, el tamaño de esta tortuga sería normal, pero para mí, que de pequeña solo tuve una tortuguita que cabía en mi manita infantil, se me antojó enorme.
Siguiendo mi periplo, tropiezo con los restos de una concha, que de nuevo, acostumbrada a comer simples chirlas, el tamaño me pareció descomunal.
Y pensar en el ejemplar que albergó esta concha de calamar, ya dejándome llevar por mi imaginación, se me reconstruyó un gigante con tentáculos exagerados.
Y Ya en el colmo del romanticismo me topé con esta rosa gigante del mar, que probablemente regalaría Pablo Mármol a su mujercita Betty. O tal vez se trataba del regalo de Zeus a mi humilde persona¿?
Lo dicho, toda una aventura y un goce cuidar tu salud en esta nuestra Tarifa
No hay comentarios:
Publicar un comentario