Con un preámbulo de vistosos y continuos fuegos artificiales se anunciaba la purificación de los juanillos de este año. Una tradición que viene de muy antiguo relacionada con el sol. Dado que tras el solsticio de verano los días se hacían más cortos, el culto al fuego pretendía dar mayor fuerza al astro, considerándose posteriormente como purificación para las personas que lo presenciaban.
Un dato curioso está en la discrepancia en la consideración de la Noche de San Juan, en algunos lugares consideran las primeras horas del día 24, por lo que se celebra en la noche de 23 al 24, caso de Tarifa y en otros lugares se consideran las últimas horas del día, por lo que se celebra la noche de 24 al 25, caso por ejemplo de Alicante.
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